jueves, 14 de octubre de 2010

Nueva definición de trabajo

Pocas veces he estado tan de acuerdo con nuestro presidente del Gobierno que en el momento en el que pronunció estas palabras en un evento organizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Trabajo (OIT): “Una persona cuando está formándose está trabajando para un país, esto es lo que hemos descubierto de la crisis, que la formación y la innovación es fundamental"

Basta de demagogias y empecemos a hacer justicia y reflejar una realidad social y empresarial.

La formación sigue infravalorada en todas las empresas y en la sociedad en general. El formar adecuadamente a una persona es una de las mejores inversiones en las que utilizar el dinero público o privado de un país. Si además se encuentra en situación de desempleo es doblemente necesario.


Basta ya de argumentos simplistas del tipo: “pero si está formándose entonces ya no puede recibir prestación por desempleo”. Es una falacia que no se desprende de las palabras vertidas, puede que deban cobrar una prestación con un nombre diferente o la misma que está cobrando, eso es otro debate, pero negar que formar a un desempleado es un bien, incluso un trabajo beneficioso para el país, es negar la realidad.

El nivel medio formativo, de competencias y aptitudes se debe incrementar como única manera de salir de la crisis, incrementar la productividad, reducir los accidentes laborales, incrementar la masa salarial, crear empleo, competir en mercados internacionales, aumentar la autoestima y la satisfacción, e incluso mejorar la conciliación familiar.

Aunque el nivel medio ya está siendo incrementado considerablemente al aumentar el nivel formativo de base de las nuevas incorporaciones en el mercado laboral (los jóvenes con carrera/s, máster/es o con la fundamental pero infravalorada formación profesional), es necesario cambiar la cultura de empresa y comenzar a impartir formación continua no olvidándonos y haciendo especial hincapié a colectivos, como son los mayores de 45 años (por poner una edad tope) que, además de poseer un nivel medio formativo reglado menor que las nuevas incorporaciones, han perdido en gran medida el hambre de aprender.

Es una pérdida inaceptable ya que tienen que aportar todavía muchísimas cosas, incluso más que las nuevas incorporaciones por la enorme experiencia acumulada. Son ellos los encargados de llevar la batuta durante los próximos años para sacarnos de la crisis.


Si en grandes empresas dentro de la Administración Pública o en la Función Pública en general, la formación está defenestrada y considerada prácticamente como absentismo laboral, ¿qué se puede esperar de la empresa privada?

Pues para sorpresa de muchos, se encuentran en la empresa privada referentes interesantes de cómo se deben hacer las cosas.

Pongamos el ejemplo de una empresa del sector de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicaciones) que vivió y me transmitió un amigo.

Se preseleccionaron a los candidatos mediante currículum vitae y entrevista personal. Comenzaron un duro proceso formativo a lo largo de muchas semanas donde, mediante evaluación continua, se iba haciendo una criba con los más aptos.

Los que superaron el proceso entraron a formar parte de la plantilla estando plenamente formados y siendo tremendamente productivos.

Si este es el ejemplo de una empresa informática anónima, ¿qué no podrá hacer una gran empresa, ya sea privada o pública, dentro de la administración pública, o incluso todavía más interesante, en la formación para desempleados?
Creo que aquellos que tienen capacidad de decisión deben hacer un acto de autocrítica y poner las herramientas adecuadas para seguir adelante.

Siguiendo con este modelo ajustado a la realidad, también se debe reconocer la enorme actividad productiva para el país que representa la labor de las amas de casa, que permiten, en muchos casos, la incorporación laboral de otros miembros de la familia, ya sea el marido, la mujer, los hijos, los padres, los hermanos o los nietos.


En momentos de crisis quizás no sea el momento más indicado (o precisamente sea el mejor momento) de hacer cambios estructurales en la sociedad, reconociéndose el derecho a una pensión a las amas de casa e incluso ir mucho más lejos y llegar a una pensión universal de subsistencia.

Zapatero está dando una de cal y otra de arena a los especuladores neoliberales. Por un lado ha sucumbido, para evitar un aislamiento internacional, ante las “amables imposiciones” de la UE y del FMI.

Pero por otro les recuerda continuamente, en todos los foros en los que está presente (FMI, ONU, etc.), que los responsables de la crisis han sido ellos, por acción o inanición, llegando incluso a decírselo en su cara, como en la última reunión que mantuvo con 13 de los mayores especuladores del mundo. Imagino que no les haría mucha gracia, pero nadie le replicó porque estaba diciendo: LA VERDAD.


Estamos retrocediendo varias décadas en derechos laborales y sociales. Es hora de cambiar la tendencia y comenzar un cambio de consciencia, tan anunciado por muchos para este siglo. Espero que llegue pronto y formar parte.

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