A lo largo de más de 3 años venimos insistiendo en un nuevo modelo de cobertura de vacantes y de modelo formativo, pasando de uno inexistente a uno que recoja las necesidades de carrera profesional y las particularidades de la empresa.
La base formativa estaría asentada en lo que denominamos cursos de capacitación. A falta de titulaciones oficiales (e inclusive aunque en un futuro existieran ajustadas a los conocimientos particulares) hace necesaria una gestión del conocimiento para incrementar la eficiencia, la productividad y los emolumentos de la plantilla.
La productividad se incrementa fácilmente con medidas directas (formación, procesos robustos, polivalencia, carrera profesional y teletrabajo) y mediante medidas indirectas (fomentar un buen ambiente laboral y el sentido de pertenencia a la empresa), estando ambos tipos de medidas íntimamente ligadas.
Es la Escuela Interna (EI) la encargada, cuando se cree, de capacitar a los trabajadores tanto para sus necesidades presentes como las futuras teniendo en cuenta su carrera profesional y su futuro más probable. En base a ello se ejecutarán las acciones formativas necesarias.
Otra ventaja de los cursos de capacitación (¡y ya van legión!), es tener en cuenta a los olvidados que no son otros que los autodidactas. Se me vienen a la cabeza algunos nombres propios bajo este apelativo. ¿Qué pasa con ellos? ¿Si no tienen la titulación oficial estándar no sirven para nada?
¿Y si se da la paradoja (¡vaya si se da!), que saben mucho más que los que tienen las titulaciones oficiales?, entonces ¿qué hacemos? En muchos casos alcanzan un rendimiento superior a la media y teniendo agravantes como la falta de conocimientos específicos, de aplicación concreta en la FNMT, dentro de todas las titulaciones oficiales.
La solución pasa por equiparar experiencia con capacidades para un puesto determinado. El beneficio es inmenso, redundando en toda la organización a todos los niveles: productividad, polivalencia, autoestima, carrera profesional, mejora de ambiente laboral, mejora en la remuneración, reconocimiento profesional y un larguísimo etcétera.
Van pasando los años y seguimos sin noticias de que se produzcan avances al respecto, pero con la situación de unos 400 trabajadores que continúan, de facto, siendo trabajadores de segunda al ser considerados sus puestos de libre designación, con todas las implicaciones nefastas que conlleva.
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