jueves, 14 de octubre de 2010

Controladores aéreos y otras manipulaciones

Los órganos de Gobierno han utilizado, utilizan y utilizarán su poder, recursos e influencias para manipular a las masas. Siguen una estrategia marcada y recurren a cualquier recurso por demagógico que sea.

Lo último ha sido intentar coartar derechos fundamentales como es el derecho a la huelga. Justificar esa postura poniendo a la opinión pública en contra, de aquellos que quieren ejercer sus derechos, es una vileza ruin que no esperaba de un supuesto partido de izquierdas.

Argumentos del tipo: “no sé de qué se quejan”, “si ganan X veces más que yo”, “si son unos privilegiados”, “si se les debería bajar los salarios porque ganan demasiado”, son vergonzosos y más si vienen de un trabajador asalariado que ha sufrido en sus carnes la precariedad laboral y conoce lo que es pelear duramente por sus derechos.


Parece que somos un poco inocentes y caemos en su juego. Estamos pidiendo reducciones de derechos y de salarios ¿Acaso estamos locos? Queremos hacer media a la baja, a la precariedad y a los salarios míseros. ¡No lo entiendo! ¿Desde cuándo, grupos de trabajadores, piden que otros trabajadores pierdan sus derechos? Gracias a actos de esta catadura perdemos todos los ciudadanos. Si este es el futuro que nos espera estamos verdaderamente jodidos.

Tenemos más ejemplos, como la cercana huelga de Metro de Madrid. Ahí los medios, el Gobierno y la opinión pública han obrado el “milagro de recortar derechos por cojones” con el consentimiento de la sociedad que lo ha aplaudido. ¿No nos damos cuenta de que recogemos lo que sembramos?

A finales de septiembre se celebró el juicio por incumplimiento del vigente convenio colectivo de la FNMT. A pesar de que el derecho y el sentido común nos amparan, ¿qué creéis que hará la prensa, el gobierno y la opinión pública en caso que nos sea favorable? Se resume en dos palabras: LINCHAMIENTO PÚBLICO. ¿O acaso esperáis comprensión?


Los defensores de esta postura recurren a la demagogia: “el derecho de uno acaba donde empieza el de otro”. Si bien es cierto, utilizaremos el ejemplo de los controladores. ¿Qué podemos decir con la propuesta de AENA de servicios mínimos del 100%, respaldados por el Gobierno?

Se trata de una provocación a los controladores y por ende a toda la clase trabajadora. ¿Qué les impide aplicar los mismos criterios para todas las huelgas de todos los colectivos y sectores? ¿Estamos en una democracia o es otra cosa?

¿Qué será lo próximo? El siguiente paso natural sería la abolición del sindicalismo, eliminar el derecho a la huelga y prohibir reuniones de más de 2 personas. ¿Pretendemos retroceder unas cuantas décadas y volver a una dictadura?

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