Todos sabemos que la Superior Categoría (SC) se ha otorgado, históricamente, de manera subjetiva, consentidas y justificadas desde todos los estamentos.
En algunos casos es el modo de premiar la sumisión, provocada por algunas personas que necesitan esa sensación de poder, cuando debería ser una herramienta formativa muy potente.
Son tan culpables los que provocan esta situación como los que la consienten y debemos reconocer que es ampliamente consentida e incluso la pretenden justificar desde las alturas.
Si a esto añadimos la ausencia de un Plan de Formación (PF), nos queda sólo la SC como herramienta formativa a día de hoy. La buena noticia es que es potentísima, la mala es que se desaprovecha por los criterios utilizados para su adjudicación.
Sospechosamente cuando una jefatura deja vacante su puesto, se suele cubrir muy rápidamente mediante SC. Se produce el consiguiente encadenamiento de SC. Se suele detener esa cadena antes de llegar al último elemento del escalafón, precisamente el más necesitado de reconocimiento y formación.
Ya está bien de superiores categorías sin cubrir, pero asumiendo el trabajo el área o el departamento. Ya está bien de desperdiciar oportunidades de acumular horas de SC para poder acceder a la leónida modalidad de asimilado. Ya está bien de permitir que haya reinos de taifas por doquier. Ya está bien de perder las horas de formación que representa la SC y con el agravante de la falta del PF. Todo ello es inadmisible y recriminable.
¿Se pretende que cuaje el sentido de pertenencia en la empresa? ¿Se pretende fomentar la polivalencia? ¿Preocupa la formación? ¿Se pretende acabar con los agravios comparativos? Ciertamente ponemos en duda que alguna de estas preguntas tenga una respuesta afirmativa.
Aún no somos capaces de darnos cuenta del porqué muchos trabajadores abandonan la FNMT para irse a la competencia, ya sea temporal o definitivamente. Y que conste que no se trata de una cuestión de dinero en la mayor parte de los casos. Algunos mandos y dirección deberían hacer un análisis de la situación y de las decisiones que están tomando.
Ya abordando medidas concretas, deberíamos empezar a fomentar la polivalencia y la eficiencia regulando la superior categoría dentro del PF anual. Si a la vez se modificaran los criterios de asimilación y se formalizaran cursos de capacitación para una categoría determinada, tendríamos ya un notable alto.
Si además vinculáramos los cursos de capacitación a la cobertura de vacantes, si unificáramos las categorías profesionales, si elimináramos el apelativo de libre designación para los puestos técnicos, si vinculáramos las valoraciones a las capacitaciones, si se crearan bolsas de trabajo internas enfocadas como parte del PF, probablemente sacaríamos matrícula de honor y estaríamos verdaderamente preparados para competir en un mercado liberalizado.
¿O la propuesta es que, tal y como estamos, trabajemos más por menos?
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