jueves, 14 de octubre de 2010

Ataque injustificado contra los sindicatos

Asistimos, perplejo en mi caso, al mayor ataque hacia los sindicatos realizado en la historia de nuestra joven Democracia Española.

La palma se la lleva la “lideresa” de Madrid. Lo suyo viene de largo, pero haremos un intento de recapitulación de aquellos puntos más interesantes de las últimas fechas. Si no tendríamos que escribir toda una enciclopedia del absurdo.

1.- Huelga de Metro de Madrid. Consigue intoxicar a la opinión pública, aprovechando el control férreo de los medios de comunicación que dispone, con la pervertida idea que los trabajadores de Metro son unos privilegiados en cuanto a condiciones laborales y no deberían hacer huelga.

Para más inri consigue que la opinión pública sea la que pida duras medidas disciplinarias hacia los trabajadores que secundaron la huelga. Increíblemente tiene un éxito abrumador, ahora entiendo porqué está en el poder.

Desde aquí quiero mandar un mensaje de apoyo hacia los trabajadores de Metro que han sido vapuleados injustamente y mucho me temo que no serán los únicos.


2.- Ataque al Gobierno. Aparte de usar los mismos argumentos demagógicos propios de la derecha española, donde se llega al sinsentido de que cuando peor vaya la situación mejor para ellos, tenemos una variante nueva donde asegura, en una entrevista a uno de sus canales afines (en concreto uno con un toro), que si el año pasado la hubieran dejado bajar el sueldo a los funcionarios de la Comunidad no hubiera sido necesario bajarlos ahora. A buen entendedor pocas palabras bastan.

3.- Ataque a los sindicatos. Por apoyar pensamientos y políticas de izquierdas, llegando a llamarlos textualmente: “correas de transmisión de los partidos de izquierdas”.

Se luce por la profundidad de sus pensamientos. ¿Acaso pretende que los sindicatos defiendan a la empresa en contra de los derechos de los trabajadores?

En pocos años estaríamos en su mundo idílico, totalmente globalizado, donde las condiciones de trabajo serán igualmente nefastas en el Congo, la India o España. Eso sí, la productividad en nuestro país se incrementará exponencialmente.

4.- Ataque a los liberados sindicales. Viendo el resultado de desinformación en la huelga de Metro, se envalentona y arremete con la situación de los liberados sindicales. Los acusa de ser una carga para el país, un gasto innecesario además de unos privilegiados tildándolos prácticamente de caraduras.

¡Ya le gustaría que desaparecieran los sindicatos!



Entonces tendría barra libre para sus afanes neoliberales de enriquecimiento de unos pocos, todos ellos conocidos, y perjudicando al resto de la sociedad.

Es conocido el deseo de la derecha española de debilitar, al menos, a los sindicatos por ser el único obstáculo ante las injusticias sociales y a los ataques al estado de bienestar que quiere perpetrar. Si los comete existiendo los sindicatos, ¿qué dejaría de hacer?

5.- Ataque a la actividad sindical. Simultáneamente a la campaña anterior también está utilizando demagogia barata para infravalorar la labor sindical.

Como respuesta pongo el ejemplo de una charla de máquina de café de un compañero que prácticamente acaba de aterrizar en la empresa. Comentaba que si bien es cierto que la labor de los sindicatos en esta crisis no ha sido correcta, no es menos cierto que no sabemos apreciar lo que significa el nivel de protección que representa la presencia de los sindicatos en cualquier empresa.

Ponía el ejemplo de una gran empresa (5000 – 6000 trabajadores) del sector de las Tecnologías de la Información en la que trabajaba y donde no existe presencia sindical (salvo la candidatura afín a la empresa). La causa es el miedo al despido, siendo imposible conseguir una candidatura de ¿20 personas?

Así se fomenta la negociación individual, el intrusismo profesional y los bajos salarios que acusa el sector informático. La negociación colectiva solucionaría, o al menos atenuaría esos problemas.

Continuando con la breve pero fructífera charla de café, se quejaba que se tomaban decisiones sin contar con la plantilla para nada, incluso en temas donde la empresa no tendría ningún impedimento en llevar a cabo la propuesta de los trabajadores, pero al no tener representatividad se encuentran completamente abandonados e indefensos.

Solución puntos 1 al 3. Pasa por hacer una campaña informativa de quién es y qué hace nuestra “lideresa”, hay que ponerla en el lugar que la corresponde: apartada de la vida política al perder el apoyo de sus votantes, muchos de ellos si no la mayoría, totalmente desinformados.

Solución punto 4 y 5. Convertir a los representantes sindicales como referentes morales para el resto. Para ello es fundamental establecer códigos de conducta, de férrea aplicación interna por parte de los sindicatos, lavando una imagen que está bajo mínimos en un momento crucial.


También se debe cambiar la tónica de hermetismo informativo tan característico dentro del mundo sindical. Cuando algún sindicato, de los llamados Participativos, pretenden abanderar la trasparencia y tener informados a los trabajadores, son acusados de “remover la mierda” etiquetándolos incluso de “fascistas” y de ser “correas de transmisión de la dirección”, ¡inaudito!

Otro aspecto a mejorar es acercar los sindicatos a los trabajadores. Actualmente hay un precipicio entre ambos que se agrava al no contar con la opinión de los trabajadores. Ni siquiera se les pide que voten en temas de vital importancia como es una huelga. ¿En cuántas empresas se ha votado el apoyo a la huelga general? En la mía no y estoy esperando explicaciones.

Pero no de las razones para secundar la huelga, que las comprendo, ratifico y actúo en consecuencia, sino porqué no se consulta a los trabajadores.

No sé si es por actuar de sobrados y dar a entender: “yo soy el representante legal de los trabajadores y no acepto objeciones”, o por miedo a no tener suficientes apoyos. Ambas son inaceptables y se debe abrir un debate entre todos los trabajadores.

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