jueves, 30 de junio de 2011

¿Que coño haré cuando me muera?

Fernando Montalbán

Quizá lo que voy a contar aquí va a rallar la cabeza de muchos, sobre todo de los que vienen del campo racionalista.

Todo surge a propósito de una conversa en Madrid en ese Madrid de primavera que invita a sentarse en cualquier terraza y ver pasar gente sin ningún objetivo previo por parte de quien mira, solo por el mero placer de ver gente.
Tarde suave de temperatura, nada de frío, nada de calor... Madrid florece y te invita a pasear.

¿Que vas a hacer después de morir? me pregunta Miguel recién llegado de Méjico y con un desapego tal que bien podría haber sido la pregunta: ¿que vas a hacer después de comer, o mañana por la tarde?

No me sorprendió esta pregunta, con Miguel eran posibles este tipo de conversaciones e hice lo que hace cualquiera que tiene al alcance de la mano un vaso lleno, alargué la mano con calma, tome el vaso, lo acerque a la boca y bebí un sorbo lentamente, mientras pensaba en la respuesta.

- ¡No tienes respuesta!, se apresuro a decir mi compañero de mesa descojonado de risa.
-¡Que cabrón!, pensé, ahí me ha pillado, de nada me sirve la demora proporcionada por el vaso.



-¿Qué proyecto puede tener uno para después de morir?, a sabiendas de que todo lo que tienes no te lo vas a llevar, que se queda aquí, apuntó Miguel.



Era obvia la observación nadie que se muere se lleva nada...y ahí me dio la risa, me acorde de los banqueros y politiquillos de medio pelo que con la voz engolada nos contaban no se que tonterías de la crisis y su forma de salir...pensé: ¡que gilipoyas son estos!, tanto agarrar para nada


Nos quedamos callados mucho tiempo, Miguel miraba la calle, seguramente recordando algo de aquellos diez años que se paso en Madrid, después de venir de Polonia (la de verdad).
- No puede ser un tangible, me apresuré a decir.
- ¡Ah pinche cabrón has tardado! dijo Miguel mientras su espeso bigote mejicano se movía al ritmo de la risa.
- ¿De modo que tendrá que ser un intangible?...(mas silencio...más gente pasar...más primavera)
- ¡Tal vez!
- ¡Ya sé! sentarnos a la diestra de Dios padre..dije mientras me partía de la risa.
- No es posible que seas tan gilipoyas me decía Miguel, menudo aburrimiento si eso es así...¿te imaginas?

- Ya se, ya se a mi tampoco me encaja... pero lo que si me encaja es que uno tiene determinadas cualidades muy interesantes y positivas, me pregunto si desarrollar eso mas allá de la muerte será factible...
Lo que si era seguro es que al hacerme la pregunta me había colocado en una tesitura distinta, me hizo tener que romper una barrera mental para pasar a otro lado, que aun siendo totalmente desconocido, se había abierto a la posibilidad...( Javier Herranz, como te agradezco esta palabra regalada en un día en el que volvía la lluvia después de mucha sequedad interior) y yo sentía que esto no tenía nada que ver con religiones ni zarandajas varias, pero si tenía que ver con esas preguntas que desde muy chico me rondaban por la cabeza.

- Miguel se levantó,.. ¿esto lo pagas tú?
- Claro, vete tranquilo y cuando llegues a Méjico abraza a nuestra gente.
- Claro que sí.
Me levante nos dimos un abrazo y Miguel se marchó camino del Metro mientras yo me preguntaba: ¿que coño voy a hacer después de morir?

Pinche cabrón este Miguelito.

La tarde... la gente....Madrid, cómo me gusta Madrid en Primavera.

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