viernes, 25 de marzo de 2011

Calidad de Moneda: Tierra de Vendettas

Una vez más, asistimos a la utilización cicatera del poder y al uso perverso de los entresijos institucionales para machacar a un trabajador de la empresa y poner en entredicho su integridad profesional y su dignidad personal, basándose en prejuicios y afinidades personales y no en la valoración profesional de su trabajo.

Argumentos peregrinos, justificaciones de patio de colegio y actuaciones orquestadas y premeditadas, incluyendo visitas al médico de la empresa, todo para generar un ambiente mediático proclive al fin perseguido, el traslado forzoso de un trabajador incómodo, cuyo carácter no es lo suficientemente “dócil”.

Los hechos:

En una discusión de trabajo, un compañero le dice a otro, representante sindical, que no diga tonterías. El representante sindical, ante tamaña ofensa, acude al botiquín, pues siente peligrar su equilibrio psicológico.

El Jefe del taller, se presenta días después en el servicio médico de la empresa aduciendo problemas de derrames en un ojo debido a la mencionada ¿discusión? entre ambos trabajadores.

A partir de ahí se genera todo un entramado de actuaciones tendentes a conseguir el traslado forzoso del trabajador. Con respecto a la actuación del Jefe de Taller, sólo me queda recomendarle que rece para no ser destinado a alguno de los talleres “calentitos” de la Fábrica, donde se enteraría de lo que significan los términos “discusión” y "presión psicológica".


Aquí en Imprenta podría mostrarle alguno. Que se lo pregunten a los compañeros temporales. O a los Jefes de Taller del Departamento, alguno con experiencia sindicalista. O a aquellos trabajadores, testigos de las situaciones, que se atrevan a hablar (pobres incautos).

¿Cual es el argumento del traslado forzoso? ¿Un parte de accidente generado a partir de un episodio infantil?¿Se va a considerar punible en esta empresa la discusión y el cambio de pareceres en la resolución de las diferencias laborales? Cualquier diferencia de opiniones se va a medir en función de los posibles efectos sobre la estabilidad psíquica de los interlocutores?

Tanta sensibilidad emocional pide a gritos un buen tratamiento psicológico. O un jardín de infancia. O el traslado a un puesto en la fábrica donde no esté tan expuesto a los sinsabores de las discusiones laborales. Podría ser, el museo, dentro de una vitrina con doble cristal.

Pensemos entonces, en el conocido cambio de pareceres que hubo no hace mucho en una reunión del Comité, en la que un miembro del mismo amenazó públicamente a otro con darle "dos hostias".

Podría haber derivado, de haber asistido el amenazado al botiquín, en el traslado del agresor. ¿Donde? pues.... siguiendo criterios de proporcionalidad, cuando menos a Burgos....

Y así sucesivamente, hasta tener que irnos trasladados todos, no se dónde.... porque las diferencias de opinión son habituales, salvo para quien no consiente que le lleven la contraria o sufre desequilibrios psicológicos graves.

¿Y del respeto debido a los derechos laborales del trabajador denunciado y trasladado? ¿Y del perjuicio que se le causa al dar pábulo a la delirante historia del denunciante, digna de un episodio de Espinete y don Pimpón?

Claro que, si no ha acudido al botiquín a denunciar un estado de angustia insoportable, ¿qué espera?

Al margen del carácter surrealista de la resolución de traslado forzoso por un asunto tan trivial, con todo, lo mas grave del asunto es la utilización de los partes de accidente como arma arrojadiza contra todo aquel que nos resulte incómodo.

Validar personal o institucionalmente este tipo de actuaciones nos sume, a la gran mayoría, en una espiral de indefensión absoluta, donde las diferencias diarias se resuelven no desde la discusión y el cambio de pareceres sino desde la actualización del viejo método del "te vas a enterar de quien soy yo".

¿Y el Comité de Empresa?, ¿dónde está?, ¿que opina?..... ¿no sabe?, ¿no contesta?....

Esta empresa me recuerda últimamente a esos clichés del cine italiano que muestran tierras de Capuletos y Montescos, tierras de vendettas. A nadie nos gusta. Pero ya se sabe, ...."vinieron a por los judíos, pero yo no era judío..."

No lo permitamos. Por el bien de todos.

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