viernes, 11 de febrero de 2011

Hablemos de rotondas

Me parece un poco ridículo dedicar una sola línea a un tema tan evidente, pero al ser un habitual conductor urbano en una ciudad que cuenta cada vez con más rotondas, la cuestión me quema por dentro.

Rara es la semana en la que no veo algún percance en cualquier rotonda, raro el mes en el que no presencio alguna colisión, e inaudito el día en el que ningún conductor se pone en peligro a sí mismo y a los demás al no realizar bien la maniobra de giro en alguna rotonda (por supuesto, siempre tocando la bocina, dando ráfagas de luces largas, vociferando y acosando peligrosamente centímetros por detrás a quien ose intentar hacerlo bien).

Es el típico caso en el que lo más sencillo es hacerlo bien, pero algunos se obstinan en hacerlo mal.


La norma (y, en caso de desconocerla, el sentido común) dicta que «cuando existan varios carriles, se deberá circular por el de la derecha, salvo para realizar ciertas maniobras» (artículo 14 de la Ley de Seguridad Vial).

Es decir, que si pretendemos girar a la derecha o seguir de frente, deberemos situarnos en el carril de la derecha de la vía de acceso y circular también por el carril de la derecha dentro de la “glorieta” (este es el nombre oficial según la DGT).


Si, por el contrario, pretendemos realizar un giro a la izquierda o un cambio de sentido (a esto se refiere la norma con lo de “ciertas maniobras”), hay que situarse en el carril de la izquierda de la vía de acceso a la glorieta y circular por el carril interior de ésta, para posteriormente abandonarlo y pasar al carril exterior un poco antes de la salida que pretendamos tomar – lógicamente, con la previa señal luminosa y siempre teniendo en cuenta que estamos efectuando un cambio de carril luego, en virtud del artículo 28.2 de la Ley de Seguridad Vial, no tenemos preferencia («toda maniobra de desplazamiento lateral que implique cambio de carril deberá llevarse a efecto respetando la prioridad del que circule por el carril que se pretende ocupar»).

Es decir, que seguir recto desde un carril interior o girar a la izquierda desde un carril exterior supone incumplir este artículo, puesto que no estamos respetando la prioridad de quienes circulan por otros carriles.


Hasta aquí las normas y el sentido común; ahora la realidad: parece que haya alguna fuerza oculta que incita a girar a la izquierda desde el carril derecho, con el consiguiente desprecio hacia aquellos que realizan bien la maniobra, amén de las situaciones de peligro que provocan al colocarse en el ángulo muerto de quienes giran correctamente a la izquierda que, por otra parte, al advertir que un vehículo circula por su derecha, lógicamente deducirán que va a seguir de frente o girar a la derecha, no siendo sino gracias a la precaución y a la filosofía del “piensa mal y acertarás” que se evita que haya muchos más accidentes, puesto que esa lógica rara vez se cumple.

Para más INRI, últimamente vengo observando que los vehículos de las autoescuelas también realizan los giros a la izquierda en las rotondas circulando por el carril derecho.

¿Será una nueva norma implantada unilateralmente de común acuerdo por instructores y examinadores?

Y, yo me pregunto: ¿si utilizamos el carril derecho para girar a la izquierda, para qué sirve el carril izquierdo?


¿Sólo para cambios de sentido – que, al fin y al cabo, comienzan por un giro a la izquierda?

Espero que la respuesta de los “especialistas” no sea “para girar a la derecha o para seguir recto” (maniobra que, dicho sea de paso, realizan no pocos conductores).

Para calmar los ánimos, leamos el estupendo artículo de Lorenzo Silva “Teoría de las Rotondas”, donde el novelista y articulista nos demuestra cómo incluso en los casos más exasperantes se puede sacar provecho de un talante razonable, estoico y conciliador.

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