En la editorial ya hemos tratado el triste suceso acaecido a finales de agosto. Por ello ahora me gustaría abordar, en este artículo, la prevención desde un enfoque totalmente diferente.
Hay un punto importante dentro de la prevención de riesgos que olvidamos: prevención somos todos (esto mismo lo dijo, muy acertadamente, Juan Carlos García Dueñas hace solamente unos pocos números).
¿Qué quería decir JC con esto? TODOS somos responsables de cumplir y hacer cumplir las normas o incluso de aplicar el sentido común donde otros no lo hacen. Y no lo digo yo, ¡que también! Sino la legislación de prevención actualmente vigente.
¿Y qué cosas se deberían hacer y no hacemos? Por ejemplo IMPEDIR a cualquier compañero, que por desconocimiento, falta de interés o deseo expreso de contravenir las normas, cometa algún tipo de imprudencia.
Ejemplos tenemos muchos: fumar en lugares prohibidos, ya sean despachos, baños o locales de reunión, trabajar sin calzado de seguridad (usando chanclas) o bloqueando los sensores de seguridad, por poner sólo unos ejemplos). De este modo sí que seremos verdaderos compañeros y no solamente números de rúbrica.
¡Y que nadie malinterprete mis palabras! Lo normal es que me quisieran atribuir la idea de que los accidentes son culpa de los trabajadores, ¡nada más lejos de la realidad!
El principal responsable, y así lo dice la ley, es la empresa. Para éste y otros muchos temas la pro-actividad es fundamental para evitar accidentes. Al hilo de que prevención somos todos hago una anotación: desde tiempos inmemoriales se sabe que para educar a un niño hace falta toda una tribu.
Y cuando hablamos de un niño nos referimos no sólo a un joven sino a cualquiera, que por la causa que sea, se comporte como tal. Debemos llevar especial cuidado ya que el llevar 20 ó 30 años desempeñando un trabajo no nos asegura que lo estemos haciendo bien.
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