viernes, 15 de enero de 2010

¡Llegó el sentido común a Cataluña!

Y no lo digo con mala intención, ya que en casi toda las Comunidades Autónomas de España deberían tomar ejemplo de la reciente prohibición (¡por fin!), de los toros en Cataluña.

Ha hecho falta llegar al siglo XXI y que se hiciera una votación secreta, porque no nos engañemos, si no hubiera sido secreta no se hubiera aprobado. A los políticos les ha faltado un poco de valor y coherencia política, pero una victoria de esta envergadura contra el sinsentido es bienvenida a pesar de todo.

La votación ha despertado interés dentro y fuera de España porque sus resultados pueden provocar un efecto dominó en otras comunidades.


Si bien es cierto que en el territorio nacional Cataluña no ha sido pionera—en las Islas Canarias ya estaba aprobada esta prohibición desde el año 1991 (ley autonómica 8/1991)— sí es cierto que es en la primera Comunidad donde aún existiendo una tremenda tradición se rompió con el sinsentido, la tradición taurina catalana se remonta al siglo XV.

Ya hace unos años, Barcelona se declaró ciudad anti-taurina después de una iniciativa popular (sin efecto legal) que reunió más de 250.000 firmas. En esta ocasión la iniciativa, promovida por la plataforma Prou (basta, en catalán), contó con el apoyo de una buena parte de los diputados del Parlamento de Cataluña.

La siguiente movilización debería perseguir una recogida de firmas para que se modifique la Ley de protección de los animales.

Dicha ley tiene una excepción: los toros (artículo 6). Son animales que quedan excluidos de la ley y que pueden sufrir física y psíquicamente".

Por otro lado las cifras son apabullantes. El Estado español se gasta al año 564 millones de euros (94.000 millones de pesetas) en subvencionar los espectáculos taurinos.


Un patético espectáculo de tortura y muerte que pagamos todos, queramos o no, a pesar de que a un 70 % de los españoles no nos interesa y hasta nos repugna el supuesto arte de la tauromaquia - existen diferentes encuestas al respecto que lo corroboran.

Me ha parecido interesante la idea lanzada por el equipo del programa televisivo de La Sexta, Caiga Quien Caiga (CQC). Pide al Gobierno que, al igual que nos permite destinar parte de nuestros impuestos a la Iglesia católica o a las ONG, se incluya en la próxima Declaración de la Renta una casilla donde podamos poner una equis los que no queremos subvencionar más torturas de animales. ¡Qué buena idea!

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